jueves, 7 de octubre de 2010

Ahora sí me quiero ir...

Dicen que cuando te vas de Erasmus y vuelves... te deprimes. Vuelves a tu casa, ya no hace falta que pongas tú las lavadoras, o que cocines, no hace falta ir a hacer la compra, no hace falta lavar los platos, vuelves a ver a tu familia, a tu pollo y amigos (única cosa de la que me alegro), vuelves a tu mierda (sin perdón) de facultad, etc.

...

Me he dejado muchos paseos por los parques de Milán, las visitas al Duomo, las crêpes de camino a las columnas, los aperitivos, los puentes de navigli, las comidas en el ovale, las horas infinitas trabajando en la cocina, los bancos de piedra de la Scala, los helados de Bovisa, y tus buenos días por la mañana y tus buenas noches por la noche...

Vuelves a la razón por la que te fuiste a estudiar a otro país. He vuelto a la rutina de la que escapé. Y no estoy bien.